Amado Dios, bondadoso y omnipotente gracias por todas las bendiciones con las que Tú colmas mi vida, gracias por la salud, por los alimentos, por la familia y porque me das la fuerza y la voluntad de avanzar cada día.
Mi Dios ayúdame a ser una persona valiente, que no me hunda ante las dificultades, pero sobre todo valiente en seguirte y vivir tu Palabra, a desechar el pecado y vivir como tu quieres que viva, conforme a tu voluntad.
Ayúdame a ser humilde y entender que sin ti nunca sabré llevar mi cruz de cada día. Haz Señor que cuando llegue el dolor o la prueba, no la mire como un castigo que tu me envías, sino como entienda que pase lo que pase tu me darás la victoria, que lo que paso es para ayudarme.
Que el dolor, Señor, me haga cada vez más maduro como persona y como cristiano, que me haga más comprensivo con los demás, que me haga más amable, más tierno, más humano, que cuando el dolor llegue a mi puerta pueda confiar plenamente en ti y pueda sentir tu hermosa paz en mi vida. Amén.
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