23 de marzo de 2021

versículos bíblicos para fortalecer el espíritu

A veces la vida nos da golpes que parecen ser demasiado fuertes para nosotros. ¡Qué bueno saber que contamos con la fuerza que Dios concede a todos los que le aman!

Los hijos de Dios no estamos solos ante ninguna circunstancia. Deuteronomio 31:8 dice: "El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes".

El Señor nos acompaña y va delante de nosotros. Él es nuestra fortaleza en todo momento y podemos confiar en él. Veamos algunos versículos en los que encontramos fuerza para enfrentar los momentos de dificultad.

1. Dios nos sostiene

No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
(Isaías 41:10)

No debemos temer ni angustiarnos. Dios está con nosotros en medio de cualquier situación y nos sostiene con su diestra victoriosa. Sabemos que él ya ganó la batalla, nuestras vidas le pertenecen eternamente. No importa cuál sea la dificultad que estemos enfrentando, su mano nos sostiene para que podamos seguir adelante apoyados en él. Confiemos siempre en su poder.

2. Contamos con la ayuda de Dios

Dios nos concede la fuerza que necesitamos en medio de nuestras dificultades y pruebas. Él pone escudo protector a nuestro alrededor, podemos confiar que su ayuda y su defensa llegarán en el momento preciso. No olvidemos ofrecerle cánticos de gratitud por todo lo que él hace a nuestro favor.

3. Su poder está en nosotros

Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
(2 Corintios 12:9-10)

Podemos aprender algo nuevo en medio de cada situación. El apóstol Pablo también tuvo enfermedades y dificultades, pero aprendió a regocijarse en medio de todas ellas. Le insultaron, le persiguieron, sufrió en gran manera por amor a Cristo, pero él sabía que Dios no lo abandonaba jamás. Al igual que Pablo, nosotros también contamos con el poder sustentador de Dios que renueva nuestras fuerzas y nos ayuda a continuar firmes en él.

4. Nuestra herencia

 nos enfocamos en nosotros mismos, en nuestros cuerpos frágiles y en nuestras imperfecciones, desfalleceremos. Recibimos fortaleza cuando ponemos nuestra mirada en Dios, en su poder y en la herencia de vida eterna como hijos suyos. Nuestros problemas aquí son pasajeros, pero nuestra herencia es eterna, llena de salvación y gozo. Todo lo demás quedará atrás para siempre.


5. Dios no se cansa

¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil.
(Isaías 40:28-29)

A veces nos cuesta entender la grandeza y el poder de Dios. Necesitamos recordar que él es el creador de todo, que nos conoce completamente y está atento a todo lo que sucede. Él obra en todo momento a favor de sus hijos, no descansa ni de día ni de noche. Podemos acudir a Dios en cualquier momento para que nos conceda nuevas fuerzas y nos ayude en medio del trajín diario. A él no le sorprende nada de lo que nos ocurre, sus ojos están sobre toda la Tierra y su mano está presta para obrar en favor de los que le temen.

6. El gozo de Dios nos fortalece

 veces nos desanimamos al ver la magnitud de nuestros problemas y hasta podemos sentir que perdemos la esperanza. Debemos mantenernos cerca de Dios y pedirle que nos renueve con su gozo, que nos ayude a fijar nuestros ojos en su poder y en la fortaleza que él nos da. El gozo del Señor no es una alegría pasajera sino una certeza llena de paz y confianza que nos impulsa a seguir adelante confiados en que Dios obrará.


7. Podemos refugiarnos en Dios

¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza, busquen siempre su presencia!
(1 Crónicas 16:11)

Nuestras luchas y dificultades no deben paralizarnos. Debemos buscar activamente la presencia de Dios porque es ahí donde encontramos las nuevas fuerzas que necesitamos. Dios es nuestro refugio y, como buen refugio que es, nos protege de los ataques del enemigo. No dejemos de acudir a él en oración en cualquier momento para recibir el bálsamo renovador y refrescante que nos animará a continuar y a perseverar.

8. Dios es más grande que las circunstancias

 agobiamos al fijar nuestros ojos en las circunstancias que nos rodean. Debemos aprender a enfocarnos en la grandeza y el poder de Dios pues no hay nada ni nadie más grande o más poderoso que él. Aun en medio de terremotos, huracanes u otras catástrofes podemos experimentar la paz de Dios, esa que nace de la confianza plena de saber que estamos en sus manos y que él tiene el control de todo.

Ñ

9. No dudemos de la fidelidad de Dios

Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno.
(2 Tesalonicenses 3:3)

En medio de cualquier situación necesitamos recordar que Dios es siempre fiel. Los demás nos pueden fallar, pero él nunca nos fallará. Sabemos que al acudir a él, nos concede la dosis de fortaleza y la protección que necesitamos para poder seguir adelante. De él recibimos la fuerza física, espiritual o emocional para poder avanzar y vencer en su nombre.

10. Mi fortaleza viene de Dios

 hijos de Dios podemos avanzar en cualquier situación porque nuestra fortaleza viene de Dios. El apóstol Pablo había vivido en medio de escasez y también en abundancia. Pero se mantuvo firme y gozoso en todo momento porque la presencia y la fortaleza de Dios lo sostuvieron. Él tenía claro su llamado y su misión y sobre todo, sabía en quién confiaba.

Como él, podemos vivir en plena confianza de que lo que Dios trae o no trae a nuestras vidas, es siempre lo mejor. Podemos confiar sabiendo que él siempre nos concederá la fuerza necesaria para continuar y cumplir con la obra que él nos ha encomendado.


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