27 de junio de 2021

de que tamaño es tu fé?

¿Es tu fe como las olas del mar?
Existen muchos creyentes que tienen una fe acorde al momento que viven, ¿Entonces nuestra fe debe depender de las circunstancias?
¿Es tu fe como las olas del mar?
Una fe anclada a las circunstancias
En ocasiones llegamos a sentir crisis de fe pero en realidad es ese el momento en el que debemos decidir si creer o no que Dios es quien dice que es, y si hará lo que ha dicho que hará en medio de circunstancias desafiantes.
Una crisis de fe nos coloca en la posición de aceptar o rechazar la identidad de Dios como ha sido revelada en Su Palabra. La fe también nos coloca en la posición de decidir si aceptamos o rechazamos nuestra propia identidad en Cristo.
A menudo cuando nos encontramos en medio de una crisis de fe caemos en el error de preguntarnos: «¿Realmente estoy escuchando a Dios?, ¿Es este un castigo por una mala decisión que tomé?, ¿Tengo suficiente fe?». Pero Salmos 34:19 dice: «Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová». Ciertamente tendremos malas experiencias, sin embargo, Dios nos capacitará para persistir en medio de ellas.
Aunque sientas estar atrapado, Dios continúa obrando
El Señor es mucho más grande que cualquier circunstancia y nuestra fe no puede estar definida por un mal momento. Muchas veces creemos que Dios es Dios solo cuando cumple nuestros deseos y caprichos o cuando nos va bien en todo; pero recordemos que Dios sigue siendo Dios sin importar lo que estemos viviendo.
Si hay alguien que podamos tomar como ejemplo al momento esperar en el Señor es a David.
A la edad de dieciséis años él había sido ungido rey, pero no fue rey sino hasta que tuvo treinta. Mientras tanto, el rey Saúl lo estuvo persiguiendo para matarlo por celos (1 Samuel 19). David tuvo que esperar en Dios en cuanto al cumplimiento de su promesa de que algún día sería rey. Luego de tomar dicho cargo, comenzó a ser perseguido por Absalón, su hijo rebelde. Es notorio el hecho de que estaba pasando por una prueba, pero tenía la confianza de que en esta vida presente Dios lo ayudaría a salir del apuro.
Esperar en Dios no es fácil, y a menudo parece que no contestará nuestras oraciones o que no entiende nuestra situación, pero específicamente esa es la clase de pensamiento que nos empuja a creer que Dios no tiene el control o que no es justo.
Dejemos que Él nos convierta en su gran arma de justicia. No seamos impacientes ni nos alarmemos si por un tiempo Dios decide que estemos en un estante en vez de colocarnos en el lugar que deseamos. Mientras tanto busquemos estar capacitados y listos para ser expuestos conforme a su tiempo y para su gloria.
Debemos entonces creer a sus promesas y caminar por su Palabra para poder dar pasos firmes de fe, ya que saber esperar en Dios hace que tengamos un corazón como el de David; agradable a Dios, y recordemos que sin fe es imposible agradarle.
«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve», Hebreos 11:1.

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