27 de junio de 2021

Instruye a tu hijo en el camino de Dios

Una mañana, un padre abrió su Biblia y buscó el capítulo seis de Efesios para leerlo a su familia, todo parecía propicio para reforzar su autoridad paterna, entonces leyó: “Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor.” El hijo, de dieciséis años, estaba al otro lado de la mesa; y el padre, considerando la oportunidad demasiado buena para perderla, dijo: “Hijo, este es un buen texto; escúchalo otra vez… Y siguió la lectura cayendo ingenuamente en el versículo siguiente: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos.” Entonces el muchacho de dieciséis años, lo miró, y sin pestañear ni sonreírse, le dijo: “
Ser papá no es una labor fácil y necesitamos depender del poder del Espíritu de Dios para hacerlo. 
Pensando en esto, José el esposo de María, es un gran ejemplo de lo que Dios espera que hagamos como padres, y su historia la encontramos en el evangelio de Mateo, quien nos narra el dilema y sufrimiento que vivió en torno al embarazo de María, diciéndonos: 
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Mateo 1.20-21 
José era un buen hombre. 
Pero estaba muy pensativo porque no tenía claro lo que debía hacer, sin duda era una situación muy difícil, de seguro él tenía la ilusión de emprender su familia con María, pero la posibilidad de haber sido engañado y humillado le causó serias dudas, haciéndolo pensar en separarse de ella. 
Como era de esperarse, el temor también tuvo lugar en su corazón, producto de la desconfianza, de no saber si María está siendo honesta o no; de cometer una injusticia al exponerla públicamente, y también por lo que dijeran sus familiares y amigos. 
Pero, Dios tenía un plan y no podía interrumpirse por el temor de José, así que… 
Un Angel se le apareció en sueños. 
Notemos que el ángel era del Señor y que lo envió porque sabía lo que José estaba pensando y que necesitaba una explicación. 
Que hermoso saber que nuestro Dios conoce lo que pensamos, las preocupaciones que tenemos, cómo nos sentimos, que no va a dejar que hagamos algo que vaya en contra de su plan para nosotros y que nos ha dado a su Espíritu para ser consolados en los momentos de duda y sufrimiento. 
Además de esto, Dios también le pidió a José que recibiera a María por mujer y que cuando el niño naciera lo llamara Jesús. 
Luego el ángel se refirió a la profecía que había dicho Isaías sobre que una virgen concebiría y daría a luz un hijo. Porque lo que estaba pasando no era algo desconocido, o un plan de última hora de Dios para traer de afán al Salvador del mundo, sino uno que había sido finamente elaborado y que estaba ejecutándose en ese momento. 
De hecho, la concepción de Jesús no era un suceso aislado, porque Elizabeth la pariente de María, también había concebido en su vejez a pesar de ser estéril, y Zacarías su esposo había visto un ángel de Dios que le había anunciado el nacimiento de Juan el Bautista. 
Pero José parecía tener algunas dificultades para aplicar la palabra de Dios y entender los tiempos que estaba viviendo, por eso Dios le mostró su amor y compasión, tomándose el trabajo de ayudarle a entender aquello en lo que lo estaba metiendo de cabeza. 
¿Qué tiene que ver esta historia con nuestro llamado a ser padres? 
Que, aunque hay muchos momentos en nuestra vida de duda y confusión, de no saber qué hacer o hacia dónde dirigir a nuestra familia, siempre podremos contar con Dios porque Él esta de nuestro lado, así que podemos venir a su presencia confiando en que nos escuchará y tendrá la dirección que necesitamos en cada momento. 
Y, a pesar de nosotros mismos, su plan con nuestra familia se llevará a cabo. Él no desprecia un corazón contrito y humillado, y uno que se siente pobre en su espíritu. Así, tenemos la plena confianza de que nuestra labor como padres está siendo totalmente respaldada por Él y que, frente a las dudas, tenemos su Palabra para hallar certeza. 
«Para ser padres necesitamos depender del poder del Espíritu de Dios»

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